domingo, 16 de mayo de 2010

Aufgang o cómo dejar a la gente sin palabras


Cuando uno asiste a un concierto dentro de una sala de museo nunca sabe con qué se va a encontrar y así es exactamente como me sentía yo ayer mientras rodeaba el patio interior de lo que fue un antiguo convento en el Barrio del Carmen de Valencia. Podría decir que mi única sensación era una mezcla de incertidumbre, confusión y expectación ante lo que me iba a encontrar allí.

Anoche tuvo lugar en el Centro del Carmen del Museo de Bellas Artes de Valencia la actuación de Aufgang, en el marco del 32º festival internacional de música contemporánea, Ensems 2010, organizado por el Instituto Valenciano de la Música. El festival se define a sí mismo como "una plataforma de encuentro, reflexión y difusión de las últimas tendencias musicales" y pretende reunir la mejor música contemporánea del momento.

Aufgang es un trío francés, compuesto por dos pianistas y un batería, en un segundo plano se dejan ver algunas bases electrónicas siempre al servicio de los dos instrumentos  más clásicos. Francesco Tristano y Rami Khalifé se conocieron en Nueva York, ciudad donde ambos estudiaron en la Julliard School. Aunque de formación clásica comparten el interés por la improvisación y la música electrónica. Por otro lado Aymeric Westrich fue batería de la banda Cassius y durante los últimos años se ha consolidado como un reconocido productor en la música electrónica.

Al entrar en la sala, poco antes de comenzar el concierto, nos encontramos con un espacio enorme, tenue luz blanca, muy poca gente y sillas vacías. No sabíamos si se iba a llenar, pero poco a poco comenzó a llegar gente y las sillas se completaron, los que llegaron más tarde tuvieron que estar de pie o sentados en el suelo.  Los tres artistas subieron al escenario y la luz blanca se apagó para dejar paso a luz de diferentes colores que cubría el fondo del escenario. Silencio, mucho silencio.

El concierto fue desde sus canciones más conocidas hasta una parte más experimental, improvisada y minimalista con la que finiquitaron la velada A medida que avanzaban los temas, el público iba quedando cada vez más sorprendido.  La actitud de los tres franceses no dejaba nada que desear. Muchos movían el cuerpo al ritmo de la música y trataban de contener las ganas de levantarse y bailar lo que estaba sonando en ese momento.

No supe bajo qué etiqueta meter su música, una mezcla entre lo acústico y lo electrónico, experimental, minimalista, clásico... Una fusión de muchos estilos, en principio antagónicos, que sería imposible definir.  Lo que sí  podría afirmar es que demostraron tener un  increíble dominio de los instrumentos que manejaban y mucha fuerza interior que les hacía sonar armoniosamente y complementar todos los sonidos. Tras cada canción los aplausos iban aumentando. Finalmente parecía que no se iban a acabar nunca. Todo el mundo quedó sin palabras y en los franceses se pudo ver una auténtica sonrisa de complicidad. Después de todo puedo decir que fue uno de los mejores conciertos que he visto.

A continuación os dejo una actuación en directo y un par de vídeos grabados por mí, siento que el sonido de mi cámara sea pésimo pero al menos os podéis hacer una idea de la situación.



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